Aparecido en la Gaceta univeritaria:
En concreto, tanto el equipamiento como el transporte y otros gastos habían salido de la cuenta de su universidad, que aportó a la causa solidaria 6.000 euros que sirvieron, entre otras cosas, para cubrir el seguro obligatorio que todos los voluntarios deben tener. De no haber sido así no hubiesen podido viajar, tal y como relata el compañero de Azucena, Mario Fernández: “Al principio, la Xunta no admitía voluntarios porque no querían hacerse responsables del seguro”. No sólo eso, al llegar allí, los estudiantes descubrieron que tenían que firmar un ‘Modelo Tipo de Acuerdo de Colaboración’ que les obligaba a guardar confidencialidad sobre la “información recibida y conocida en el desenvolvimiento de la actividad”.
Supongo que sería un modelo tipo, pero no deja de resultar completamente ridículo.
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